Os invito a conocer rincones poco conocidos o poco transitados desde una perspectiva diferente…
La Comarca de la Sierra de Albarracín en la provincia de Teruel, situada en el camino de paso entre el centro de la Peninsula y el litoral levantino, ha favorecido el asentamiento de numerosas civilizaciones. Los romanos se encontraron con un terreno fértil, lleno de riquezas con las que alimentar su inmenso imperio.
Territorio de parajes recónditos y arquitecturas imponentes, la comarca de la Sierra de Albarracín esconde hermosos lugares escondidos entre barrancos, cañones, peñas, valles y extensos bosques de coníferas, sabinares y encinares.
Este espacio natural fue la cuna de primitivas comunidades prehistóricas, que expresaron de manera gráfica sus modos de vida en importantes muestras de arte rupestre, cuyos restos, agrupados en el conjunto de Abrigos de Arte Rupestre de estilo Levantino del Arco Mediterráneo, ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad.
La comarca de la Sierra de Albarracín sienta sus raíces en un próspero pasado: Reino de Taifas en el siglo XI, señorío independiente en el XII, Albarracín adquiere fuero propio en 1284 tras la conquista del territorio por Pedro III, dando origen a la histórica Comunidad de Albarracín, cuyos límites prácticamente coinciden con el territorio de la actual comarca.
El nacimiento en lo alto de las sierras de los ríos Tajo, Guadalaviar, Cuervo, Cabriel y Júcar, así como un rico ecosistema beneficiado por el clima lluvioso, convierte las sierras y los valles de Albarracín en un paraíso micológico y en el refugio de cientos de especies que conforman una de las reservas de caza más importantes del norte de la Península Ibérica.